Michael te amé desde siempre, y aunque nos encontramos desde nuestras primeras palabras, no veía la hora de que por fin el tiempo nos juntara. Siempre estuve segura de que te vería a los ojos, nos besaríamos y nos contaríamos todas nuestras cosas. Pasó la primavera y nos perdimos, llegó el verano volvimos a hablar, luego el otoño y por fin nos encontramos.
Michael, tú eres una bendición en mi vida porque cuando ya no tenía esperanzas me llenaste de tu amor y me regalaste un mundo lleno de sonrisa mágica y nuevas ilusiones. Con ese amor que a veces es imposible de encontrar, ese amor separado por el océano, la distancia y miles de kilómetros. Aun así, supe que ese amor que había vivido en mis sueños ahora es real y solo nuestro.
Querido amor de todos mis sueños, nos hemos encontrado viviendo aun, en países distintos, pero comprendo que tú eres el príncipe que estaba en mis sueños, mi destino y ahora eres mi mundo real, sé que Dios te envió como un regalo para premiarme por mi fidelidad y fe. Amor de mi vida, te diré que ame desde mis sueños, sin tener idea que tu amor existía en mi mundo real.
Ahora, en la misma ciudad, nos hemos vuelto cómplices. Mi príncipe esperado, el amor de mis sueños, mi compañero de vida, no pretendo perderte en ningún tiempo. Han pasado más de diez años de este hermoso amor que nació para quedarse. Un amor de novela, de esos que solo se leen en historias románticas o se ven en el cine donde siempre hay un príncipe azul, que lleva su princesa al palacio haciéndola feliz hasta el final.
Gracias por existir y hacerme tan feliz.
Siempre tuyo, Michael.
Siempre tuya, Marilin.